Acovedi

Los dos poderes menos utilizados por los humanos.

Ramon Rojano

Articulo Revista

Cuando aparecen las dificultades, muchas personas tienden a asumir dos tendencias desafortunadas. Una, culpar a otros. Dos, asignar a terceros la responsabilidad de buscar la solución. Son hábitos universales muy arraigados y constituyen el modus operandi de una gran proporción de la humanidad. Por ejemplo, si nos está yendo mal económicamente pensamos en los desaciertos del gobierno o que nuestro empleador no nos paga lo suficiente. Estas variables son generalmente ciertas, pero representan solo una cara de la moneda. La dificultad reside en evitar la autorreflexión y escoger la opción de externalizar todo lo que nos desagrada. En estos casos, se utiliza un mecanismo de defensa llamado proyección, por el cual desplazamos nuestras falencias, tendiendo a encasquetarle la responsabilidad a otros. La gran mayoría de sujetos que operan de esta manera tienden a experimentar muchas frustraciones y dificultades alcanzando sus metas y anhelos.

ACLARACIÓN. Este artículo no postula que los problemas que pasan afuera o los defectos de la sociedad o de otras personas no son reales. Sabemos que son válidos, pero que, además, hay deficiencias personales que contribuyen al fracaso en la vida.

Este escrito postula que existen dos formas de empoderarse, usualmente utilizadas por pocos. Uno, el poder de reconocer y corregir los propios errores y, dos, el poder de asumir la responsabilidad de solucionar las dificultades que tenemos en nuestra existencia.

Por ejemplo, los siguientes errores se encuentran frecuentemente en profesionales muy inteligentes que no logran prosperar: indisciplina, inconstancia, metas no definidas, acomodamiento y evitación de inconvenientes, desenfoque, arrogancia, menosprecio de otros, dificultades aceptando consejos o con la cadena de mando, propensión al conflicto, abuso de alcohol y/o marihuana y otros. De hecho, a través de mi vida me ha dolido ver cómo personas cercanas han fracasado por una o más de dichas dificultades.

Pero, ¿porqué es tan difícil reconocer nuestros errores? En una encuesta que hice en el GIMNASIOPSICOLÓGICO los lectores explicaron que eran renuentes a reconocer sus errores por sentirse culpables o avergonzados. Ahí puede residir parte de la dificultad: no estar bien equipados para sentirse cómodos y aceptar que cometer errores es parte de la naturaleza humana. Un paso gigante en la transformación personal sería entender que, al externalizar los problemas, le estamos asignando a otros el poder de dirigir nuestras vidas. En otras palabras, cuando no aceptamos la responsabilidad de arreglar lo que no marcha bien, nos estamos automáticamente debilitando y auto-saboteando.

Muchos que siguen esa forma de pensar son proclives a buscar la solución escapando de lo que perciben como causales de sus frustraciones.  Se divorcian de la pareja, renuncian al trabajo o se  mudan a otra ciudad o país buscando arreglar sus vidas. Después de cierto tiempo, una buena proporción de estos, nuevamente se sienten fracasados. Esto les sucede porque donde vayan van cargando el problema consigo.

 

Conclusión: los éxitos o los fracasos dependen de variables externas e internas. No considerar los factores personales nos pone en una situación vulnerable.  Existen dos acciones que nos pueden empoderar: 1. Conocer, reconocer y corregir nuestros errores. 2. Asumir la responsabilidad por nuestras circunstancias y dedicarnos a trabajar para lograr lo que deseamos. Esos son dos poderes disponibles que ayudan a lograr las metas y realizar los sueños.

Ramón Rojano, MD, PhD.  #gimnasiopicologico

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