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¿Nuestra empresa es SOSTENIBLE?

Andrés Hoyos

Articulo Revista

En los últimos años algunas palabras se hicieron tan populares, que a la vuelta de un tiempo escucharlas se volvió irritante: empoderada, reinventarse y resiliencia, entre otras tantas, se hicieron casi tan contagiosas como el mismo virus.

Algo parecido ha sucedido en el ambiente laboral. Es tan común escuchar algunos términos, que de tanto repetirlos nos consideramos conocedores, y peor aún, expertos en los que éstos se basan verdaderamente. Y específicamente para este caso quiero hablar de la palabra SOSTENIBILIDAD.

El concepto sostenibilidad está de moda en el ámbito empresarial. Lo hemos convertido en un “cliché” que por supuesto suena muy bien, habla positivamente del la compañía que lo menciona, pero realmente sabemos ¿qué es?, ¿qué es ser sostenible?, ¿cómo mejora el ambiente laboral? ¿qué significa ser una empresa sostenible? Para muchos la respuesta  a estos interrogantes está en una frase: “En nuestra empresa estamos comprometidos con el medio ambiente”. Claro que esto tiene  que ver, pero va mucho más allá.

Es de tal importancia entender bien su significado, porque aquella empresa que no se lo tome en serio está destinada a desaparecer. Es un valor primordial de cualquier cultura organzacional que quiera garantizar su permanencia, crecimiento y estabilidad a corto y largo plazo.

La sostenibilidad empresarial se basa fundamentalmente en el equlibrio que debe haber entre el uso de los recursos (naturales, humanos, materiales o económicos) y la generación de riqueza. En la combinación de estos dos pilares y los buenos resultados que se obtenga, se construye la verdadera sostenibilidad.

La mayoría de empresas operan alrededor de tres aspectos: el económico, el social y el ambiental. ¿Qué sucede cuando existe equilibrio entre lo económico y lo ambiental? La empresa crece de una forma amigable con el entorno; ¿qué sucede cuando existe un equilibrio entre lo económico y lo social? Se disminuyen las alarmantes cifras de desigualdad; y ¿qué ocurre cuando hay un equilibrio entre lo social y lo ambiental? El objetivo empresarial se encamina hacia el cuidado del ambiente y el mejoramiento de la calidad de vida de colaboradores y de la comunidad en general. Estos elementos deben combinarse sincrónicamente para ser una empresa sostenible. Si alguna de las tres operaciones falla o simplemente no existe, no es posible hablar de sostenibilidad.

En la actualidad, no sólo debemos preocuparnos por la ventas, los resultados y la imagen. Es absolutamente trascendental contribuir al progreso de la sociedad, de las generaciones presentes y de las futuras a través de las tan conocidas “políticas de responsabilidad empresarial”, cuyos principios sí o sí, deben tener como base el concepto que hoy nos atañe.

Vale la pena dejar de pensar que ser sostenible es dejar de ganar dinero. Todo lo contrario, es esa herramienta que hace a las empresas más competitivas, y sobretodo más humanas y empáticas. Las convierte en empresas referentes en su sector, reconocidas no sólo por sus acciones y dividendos, sino por su ocupación en que su gente esté y viva bien.

La sostenibilidad genera conciencia social. Las empresas funcionan en una sociedad, son parte de un vecindario y por lo tanto tienen deberes cívicos y morales. Genera también una condición a favor de la ecología, porque al estar comprometidas con la reducción de residuos y conservación de recursos preservan nuestro lugar común: el planeta. Genera además el cumplimiento de leyes internacionales. La Unión Europea, por ejemplo, es cada vez más exigente en este sentido y en estricto rigor impone duras acciones en contra de quienes las incumplen.

Por estas y muchas razones más, si una empresa es sostenible es probable que, incluso con precios más altos que la competencia, genere más y más clientes. Se convierte en una plaza muy llamativa para los mejores profesionales. Y los posibles inverisionistas estarán cada vez más interesados. Por lo tanto es imperativo convertirla en el valor clave, en una necesidad y oportunidad de crecimiento continuo.

Dicho esto, vale la pena preguntarnos nuevamente:

¿Nuestra empresa es  SOSTENIBLE?

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