Acovedi

El mundo prefiere el bienestar, y ojalá en la puerta de la casa

Andrés Hoyos

Articulo Revista

Con el paso de la pandemia y dentro de los aprendizajes corporativos y humanos que dejó esta coyuntura, resalta la necesidad de optimización del tiempo y los derivados monetarios que puede dejar una inversión o un gasto. Son millones de empresas en el mundo las que han logrado adaptarse a nuevas dinámicas que impactan positivamente en sus números, simplemente con ajustes estratégicos simples que permiten ahorro y equilibrio económico al interior de la organización.

 

El tiempo, se ha convertido en el protagonista indiscutible de los procesos de venta, compra y comercio en general. Y si bien siempre lo ha sido, la demanda social que surge de los desplazamientos en las grandes ciudades, los envíos y el transporte, las coyunturas económicas mundiales que afectan las dinámicas de entregas y envíos, y en general, la cadena óptima de la distribución, se ha volcado hacía buscar estrategias que impacten justamente en el, la disminución o el impacto que tenga cada producto o negocio en el tiempo de las personas.

 

En Colombia, Ciudades como Bogotá, Medellín, Cali o Barranquilla, se ha convertido en un reto el parar entre trayectos a hacer alguna compra de último momento. El mercado, la compra de medicinas, un regalo de última hora, o algún pendiente deseado casi que se ha vuelto una carrera contra la paciencia y el poco tiempo de descanso que deja una jornada de trabajo. 

 

La pandemia en su momento, hizo que los comercios optimizaran los procesos de ventas para que de forma decidida le apuntaran a satisfacer las necesidades de los consumidores, entendiendo el tiempo como la variable de mayor impacto en las necesidades de las personas. Ahora bien, que hay procesos mixtos por la necesidad de socialización presencial y virtualidad a la hora de optimizar recursos monetarios corporativos, los seres humanos, demandan aún más la medición del tiempo como factor determinante para generar preferencia por los insumos o productos.

 

Como consecuencia de lo anterior, a las variables de confianza y precio, le surgió una igualmente importante y casi que determinante: Tiempo. Es ahí donde el sector de venta directa expresa uno de sus potenciales más grandes desde siempre, ya que tanto sus productos, como sus servicios y marcas tienen los procesos y estándares más altos de confianza, precios acordes con el bienestar general y resultados, y una amplia y permanente red de socialización, liderazgo e intercambio que facilita los procesos de “gasto” de tiempo.

 

Es así como los consumidores y vendedores de los productos de este sector obtienen un beneficio integral expresado en el bienestar, el tiempo, la confianza y la ética en cada proceso. El mundo en general lo ha visto con los mejores ojos y posiblemente el desarrollo exponencial de la venta directa ha dependido de ese liderazgo y esa permanencia mundial en la puerta de la casa de todos quienes están involucrados en esta apasionante cadena, a la que diariamente se le suman nuevos adeptos que esperan recuperar algo de tiempo en una vida que no está alcanzando para disfrutar integralmente entre tantas paradas a comprar algo.

 

Sin duda este sector en todos los rincones del mundo, se ha convertido en un gran aliado para el bienestar de todos, y justamente ahí donde lo queremos, en la puerta de nuestra casa.

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