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Ramón Rojano

IMPACTO PSICOLÓGICO DE LOS DÍAS ESPECIALES

Ramón Rojano, MD, PhD

¿Cuáles han sido los momentos más felices de tu vida? ¿Cuáles son tus fechas favoritas del año?

Las respuestas a estos dos interrogantes marcan las llamadas ocasiones especiales. Generalmente correspondes a días festivos, logros, conmemoraciones, ceremonias, aniversarios, ritos religiosos, rituales familiares o tradiciones culturales. El calendario trae demarcados los días festivos, como la navidad, el año nuevo, el día de la madre o del padre, y  los festivales culturales. Comúnmente se asocian con experiencias, conversaciones, juegos, música, vestimenta, comida, decoraciones y con la compañía de personas queridas.

Los rituales familiares son actividades que se hacen en grupo, como jugar, rezar, hacer ejercicio, ir de paseo, ver películas, leer, conversar, contar historias, cocinar o comer juntos. Estos rituales son marcadamente útiles para los niños dándoles un sentido de pertenencia, de seguridad y aceptación. Ayudan a crear una memoria conjunta de la familia, fomentando buenas relaciones y disminuyendo los conflictos.

Estas fechas dejan una impronta  psicológica importante, marcando momentos representativos que ayudan a darle sentido a nuestras vidas y a definir quienes somos. Son indispensables para la buena salud física y mental. Alimentan los pensamientos positivos, ayudan a generar identidad, y permiten disfrutar espacios de bienestar. Además, fortalecen los vínculos afectivos,  contribuyen a promover la armonía interpersonal y disminuyen el estrés.

Estas fechas dejan una impronta psicológica importante, marcando momentos representativos que ayudan a darle sentido a nuestras vidas y a definir quienes somos.

Algunos demarcan hitos del desarrollo personal: el nacimiento, los primeros pasos, el comienzo o finalización de los estudios.  O muestran etapas especiales del ciclo vital familiar, como el noviazgo, el comienzo de una vida juntos, o la crianza de los hijos.

Para las personas religiosas hay ritos memorables. Los bautizos, las bodas, la navidad o la pascua de resurrección son buenos ejemplos.

Hay celebraciones inolvidables que señalan el cumplimiento de las metas y los sueños: los grados, el logro de un buen trabajo,  la compra de la primera vivienda o el primer carro, o un soñado viaje de vacaciones.

Vale la pena destacar dos hechos: Uno. La capacidad que tenemos de convertir cualquier circunstancia en una ocasión inolvidable. Dos. La necesidad de involucrarse emocionalmente, dejarse llevar, prestar atención plena, concentrarse y “abrazar el momento”. Así, no solo son unas ocasiones importantes por fuera, sino también por dentro de uno.

La documentación que hacemos con fotos, videos y recordatorios nos permiten revivir después esas sensaciones de felicidad. Cada evento representa una página relevante en el libro de nuestra historia y la de los seres amados.

Sugerencias:

  1. Aprender a celebrar y disfrutar los eventos especiales. Pueden ser presenciales o virtuales.
  2. Mantener bien guardado una especie de “baúl de los recuerdos”, sea en álbumes, en cajas, o en dispositivos electrónicos que permitan ser mirados posteriormente.
  3. Aprender a convertir cualquier encuentro familiar o grupal en una ocasión memorable.
  4. Conectarse y dejarse envolver y disfrutar esos momentos.
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